La restricción de comida puede causar alteraciones de comportamiento en cerdas (conductas estereotípicas), aunque en cerdos de engorde, los ayunos puntuales pueden cursar de otro modo, como comportamientos redirigidos o aumento de la actividad. Al volver a tener acceso al pienso, aumenta la agresividad.
Las úlceras gástricas afectan entre el 30 y el 90 % de los cerdos sacrificados en EEUU. Se sabe que los períodos de ayuno (24 h), o pequeñas interrupciones periódicas, pueden aumentar la prevalencia úlceras. El síndrome del intestino hemorrágico causa el 50 % de las muertes en la última fase del engorde. Se sospecha que las interrupciones en la alimentación están relacionadas con un aumento de la incidencia de este síndrome. Si los cerdos pierden una o más comidas en un periodo de 24 h, no la recuperan cuando vuelven a disponer de pienso. Se sabe que los cerdos que se transportan al matadero empiezan a perder peso a las 18 h de ayuno. La pérdida de peso vivo se ha calculado en 0,21 %/hora y de peso canal en 0,13 %/h. Esta diferencia se explica por la pérdida del contenido intestinal (se estima que representa un 50-60 % de la pérdida de peso corporal en las primeras 24 h). Otro estudio determinó que en 12 y 18 h el glicógeno hepático era utilizado en su práctica totalidad. Se especula que un ayuno de 20 h supone un retraso de un día en alcanzar el peso de mercado.
Debido a que los animales no mueren ni muestran síntomas a corto plazo, la industria no considera urgente la eliminación o reducción de estos periodos de ayuno. Sin embargo, hay efectos a largo plazo, en el bienestar, salud y rendimiento que están empezando a comprenderse.
M Brumm, B Richert, J Marchant-Forde y R Marchant-Forde. 2005 Nebraska Swine Report. Pág. 9-11